FOTOBIOMODULACIÓN EN PUNTOS GATILLO Y FASCITIS PLANTAR. UNA LECTURA IMPRESCINDIBLE SI ERES PODOLOG@.
May 16, 2021
EL SÍNDROME DE DOLOR MIOFASCIAL es una enfermedad caracterizada por puntos hipersensibles llamados "puntos gatillo" que se encuentra en uno o más músculos y / o tejidos conectivos. Estos puntos pueden causar dolor, espasmo muscular, sensibilidad, rigidez, debilidad, y limitación del rango de movimiento. Los síntomas generalmente se refieren a un área que está más lejos que el punto gatillo. Este síndrome generalizado es con frecuencia visto entre las mujeres. El síndrome de dolor miofascial se ve poco en los trabajadores activos en comparación con los trabajadores sedentarios debido al efecto protector de la actividad diaria intensa.
Los puntos gatillo se clasifican en activos o latentes. Los activos pueden ser sencillos o múltiples y demostrar puntos sensibilidad en una banda tensa, así como dolor en un sitio distante. Los latentes son mucho más comunes en la población general. Estos los puntos gatillo son múltiples y no causan derivación del dolor, pero producen acortamiento y debilidad muscular. Un punto gatillo activo puede transformarse en un punto gatillo latente y viceversa. versa. Los latentes pueden permanecer inactivos durante años, pero pueden ser activados por traumas en la zona, sobrecarga aguda, fatiga debido trabajo excesivo, radiculopatía, exposición prolongada a frío y estrés emocional. Cuando un punto gatillo permanece activo durante un largo período de tiempo, los puntos gatillos vecinos, comúnmente llamados satélites, pueden formar y exhibir todas las características de un punto gatillo activo o latente. Además, cuando el principal está desactivado, el satélite también puede desactivarse, incluso sin intervención.
No existe una etiología clara de los puntos gatillo, sin embargo, se sabe que intervienen factores directos e indirectos. Los factores directos incluyen macrotraumas musculares, microtraumatismos repetición causados por hábitos y posturas inadecuadas que producen tensión repetitiva en un músculo o grupo de músculos. Los factores indirectos provocan el debilitamiento de la musculatura, predisponiendo a los individuos al desarrollo de puntos gatillo. Incluyen deficiencias nutricionales, estilo de vida sedentario, trastornos del sueño, dolor y tensión emocional continuo.
El dolor persistente asociado a los puntos gatillo puede involucrar a citoquinas proiflamatorias, neurotransmisores y neuromoduladores, factor de necrosis-A, sustancia P y ciclooxigenasa 2, que transmiten señales de dolor periférico al sistema nervioso central. Se sabe que un incremento de las B endorfinas puede inhibir la liberación de sustancia P por parte de las neuronas y a su vez modular la transmisión del dolor. La terapia con fotobiomodulación con fluencias elevadas induce al bloqueo neural y el consiguiente alivio del dolor. Además se ha demostrado que con fluencias de 27J/cm2 existe un aumento de las b endorfinas y una reducción de la sustancia P. Esto corrobora que el efecto es dosis dependiente.
La terapia con fotobiomodulación en puntos gatillo mejora la microcirculación local, favorece el aporte de oxígeno a las células con hipoxia y ayuda a eliminar los productos de desecho de metabolismo celular, rompiendo así el círculo vicioso del dolor y el espasmo muscular. Además, con fluencias elevadas se puede aumentar los niveles de ß endorfinas para aliviar el dolor en pacientes con dolor miofascial crónico, especialmente si el dolor es relativamente intenso o severo.
Investigaciones sobre el efecto del láser en los puntos gatillo comparado con placebo han demostrado su efectividad en la disminución del dolor, aumento del umbral del dolor, mejora funcional, disminución de la rigidez, disminución del dolor espontáneo, disminución del dolor en la actividad.
Las longitudes de onda láser más adecuadas para la desactivación de los MTP están dentro del rango de 780-904 nm, correspondiente al infrarrojo, ya que tienen mayor penetración tisular. De hecho, la aplicación de una dosis óptima directamente al área objetivo es incluso más importante que la longitud de onda del dispositivo, ya que la irradiación insuficiente puede ser ineficaz. La dosis también debe ajustarse según el tipo de tejido. Para la piel morena, se recomienda un aumento del 50% con respecto a la dosis habitual, ya que la absorción de melanina es mayor en la superficie, reduciendo así la dosis a la profundidad objetivo. Para pacientes con grasa subcutánea sustancial, la dosis también debe aumentarse en consecuencia porque la grasa puede causar reflexión, lo que lleva a una menor absorción de radiación por el tejido. En tejidos queratinizados se recomienda limpiar con alcohol o un agente desengrasante para mejorar la absorción. La frecuencia recomendada de aplicaciones láser para la desactivación de los puntos gatillo es 2-3 veces por semana. La dosis y la frecuencia debe ser mayor en casos de dolor agudo (24 J / cm2 cinco veces por semana) y ambos deben disminuirse a medida que mejora el paciente. Hay autores que recomiendan dosis de 50 a 100J/cm2. Además, es común un aumento de la sensibilidad al dolor en las sesiones iniciales, especialmente en casos agudos, ya que el láser estimula la liberación intensiva de histamina en la zona irradiada. En casos crónicos, la frecuencia es de 2 a 5 veces por semana, con dosis más bajas, pero un mayor número de sesiones (30 sesiones).
Patologías del pie como la fascitis plantar pueden ir acompañadas de puntos gatillo. Los músculos intrínsecos plantares como los flexores y el adductor del primer dedo pueden tener un acortamiento crónico por puntos gatillo. Esto hace que el funcionamiento de estas estructuras este limitado y exista una mayor tensión en la fascia plantar. Los puntos gatillo de estos músculos se han tratado con diferentes modalidades y han conseguido reducir parte del dolor presente en la fascitis plantar.
Existen también puntos gatillo en los gastrocnemios que pueden dar dolor referido en el talón y estar asociados a fascitis plantar. El tratamiento de estos puntos gatillo unido al tratamiento convencional con ejercicios y soportes plantares contribuye a la mejora del dolor y aumento del rango dorsiflexión de tobillo.
Se recomienda combinar los tratamientos principales con los tratamientos de puntos gatillo. Diferentes autores añaden que es mala idea tratar únicamente los puntos gatillo y olvidarse de tratar la patología principal. Por ello siempre el tratamiento de puntos gatillo debería ser coadyuvante al tratamiento convencional.
Teniendo en cuenta los datos aportados, podríamos tratar con fotobiomodulación en puntos gatillos de manera coadyuvante al tratamiento convencional de la fascitis plantar. Para casos agudos dosis altas y 3 sesiones semanales hasta que mejoren los puntos gatillo, y en casos crónicos bajar la dosis con más sesiones hasta la resolución.
Felipe Basas García
Podólogo especialista en fotobiomodulación y laserterapia en podologia.
Miembro de la ASMLS (American Society for Laser Medicine & Surgery)
Miembro de la WALT (World Association for photobiomodulation Therapy)
@felipebasas
@laser4podiatry
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